Fue natural que la Conferencia General de la UNESCO, celebrada en París en 1995, decidiera rendir un homenaje universal a
los libros y autores en esta fecha, alentando a todos, y en particular a los
jóvenes, a descubrir el placer de la lectura y a valorar las irreemplazables
contribuciones de aquellos quienes han impulsado el progreso social y cultural
de la humanidad.
Vamos a saber un poquito más de nuestro autor más universal, Miguel de Cervantes.
Biografía:
Obra:
Cervantes en Córdoba
En 1593, un cordobés llamado Tomás Gutierrez,
quiso entrar en la Hermandad Sacramental de la parroquia del Sagrario de
la Catedral de Sevilla. Para ello necesitaba un documento de
limpieza de sangre y pidió ayuda a un amigo que lo avalara. Lo hizo gustoso
este amigo. Aquel documento hallado en el archivo de la parroquia lo firmaba un
hombre que se decía natural de Córdoba y se llamaba Miguel de Cervantes
Saavedra.
Es uno de los muchos signos que han servido
para hablar de algo que no se ha tenido bastante en cuenta en la ciudad: que
los orígenes familiares del autor de «Don Quijote de la Mancha» están
en Córdoba, y que pudo incluso haber vivido en ella. Hay historiadores que
lo afirman y otros que lo niegan, pero todos coinciden en que desde su
tatarabuelo hasta su abuelo fueron cordobeses.
El profesor José Manuel Lucía,
autor de «La juventud de Cervantes», se detiene especialmente en el
abuelo, Juan de Cervantes. Nació en Córdoba en la década de 1480,
hijo de Rodrigo de Cervantes, un comerciante de paños que prosperó, y que
trabajaba en las cercanías de San Bartolomé, en la Ajerquía. En 1500 se
documenta su presencia en Córdoba como abogado de rentas.
Juan de Cervantes murió en Córdoba a comienzos
de la década de 1557 y según algunos biógrafos, su hijo Rodrigo tuvo que venir
a la ciudad a hacerse cargo de su herencia. Y lo hizo con su familia, incluido
su hijo Miguel. Esto hace que para muchos historiadores parte de la infancia de
Cervantes estuviera en Córdoba. No es el caso de José Manuel Lucía,
que insiste en que sólo vino de forma esporádica, para visitar a su
abuelo, aunque insiste en el origen cordobés inequívoco de la familia.
Plaza de la Magdalena
Otra escuela, sobre todo la representada por
Luis Astrana, sí afirma que vivió en Córdoba una década de su
financia. El profesor Manuel García Parody se acoge a esta línea. Por eso ha
hecho una ruta en la que se visitan los lugares relacionados con él. En primer
lugar, la plaza de la Magdalena. Donde está ahora el centro
asociado de la UNED estaba la academia del licenciado Alonso de Vieras, donde
habría aprendido a leer. Habría llegado a Córdoba en 1553, con seis años, así
que se formó aquí, primero en ese centro y luego en el colegio de los Jesuitas
en la plaza que hoy se llama de la Compañía.
García Parody sigue
la línea del hispanista francés Jean Cannavaggio para afirmar que en Córdoba
Cervantes «aprende las letras, la picaresca y el gusto por el teatro». En
la Posada del Potro estaba la segunda, uno de los lugares
capitales de este fenómeno en España. Aparece citada varias veces en «Don
Quijote de La Mancha», hasta el punto de que de allí son algunos de los que
mantean a Sancho Panza cuando su amo se marcha sin pagar de una venta.